Envueltos en burbujas que manaban amables de la guitarra de Gsus Garrido, los poemas de Graciela fueron fundiéndose en el aire del salón de ser que hay en Las Tiendas 26
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Graciela Zárate y Gsus Garrido en La Oficina durante un momento del Poeta de Guardia de ayer |
Javier Irigaray / 16·11·2014
Una temperatura ideal en las calles de Almería y en los corazones convocados en la noche de ayer, sábado 15 de noviembre, en el salón social de La Oficina producciones culturales para asistir al Poeta de Guardia número 22 organizado, como de costumbre, por Toño Jerez y Candil Radio.
La eclosión de Graciela como poeta ha sido, sin lugar a dudas, uno de los acontecimientos del presente año lírico almeriense.
Versos sinceros desnudaron el alma de la Poeta de Guardia, nada oculta tras un escuálido atril que sostenía los sentimientos contenidos de la autora en ríos de papel grafiado.
Sus primeros poemas, de un libro aún nonato, A contraluz de embargo y algunos versos inéditos agitaron, no mezclaron, las emociones de un público rendido y excitado por el estímulo terapéutico de la poesía vivida de Graciela Zárate.
Al finalizar el acto, la escritora firmó libros y plaquettes a una concurrencia numerosa que salió a ocupar las mesas y las barras de los bares de alrededor, lo que convirtió en misión casi imposible hacerse con un hueco
en el que, tras saciar el espíritu, se pudiera calmar, también, el cuerpo a golpe de tapas, vino y cerveza mientras se hablaba sobre la grata experiencia recién vivida en La Oficina.
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